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lunes, 22 de junio de 2009

ASPECTOS BÁSICOS DE LA ANESTESIA

No cabe duda de que el hecho de tenerse que operar puede ser bastante estresante. Si te van operar, es posible que estés un poco preocupado y tengas preguntas sobre la anestesia. La idea de estar inconsciente o de perder temporalmente la capacidad de tener sensaciones puede ser realmente desconcertante.

Se trate de un procedimiento menor, como un mero pinchazo para insensibilizar un área en concreto, o de una intervención más importante en la cual estarás "dormido", conocer los aspectos básicos de la anestesia puede ayudarte a responder todas esas preguntas y a atenuar algunas de tus preocupaciones.
¿Qué es la anestesia?

Básicamente, la anestesia es el uso de medicamentos para prevenir el dolor u otras sensaciones durante las intervenciones quirúrgicas u otros procedimientos que podrían ser dolorosos (como ponerte puntos o quitarte una verruga). Administrada en forma de inyección o mediante inhalación de vapores o gases, los distintos tipos de anestesia afectan al sistema nervioso de diversas formas diferentes, bloqueando los impulsos nerviosos y, por lo tanto, el dolor.

En los hospitales y clínicas de hoy en día, profesionales altamente preparados utilizan una amplia variedad de medicamentos seguros y modernos, así como una tecnología sumamente avanzada para monitorizar los procedimientos anestésicos. Un anestesista es un médico especializado en administrar anestesia —los medicamentos que insensibilizan una parte del cuerpo o ayudan a dormirse y a permanecer dormido.

Aparte de administrarte anestésicos antes del procedimiento quirúrgico, el anestesista:

* monitorizará tus principales funciones corporales (como la respiración, el ritmo cardíaco, la temperatura corporal, la tensión arterial y los niveles de oxígeno en sangre) durante la intervención
* solucionará cualquier problema relacionado con la anestesia que pudiera surgir durante la intervención
* controlará cualquier dolor que pudieras experimentar durante la intervención
* te mantendrá lo más cómodo posible antes, durante y después de la intervención.

Las enfermeras anestesistas, especialmente formadas en procedimientos anestésicos, o los médicos residentes que trabajan con el anestesista y el cirujano también pueden administrar anestesia (aunque el anestesista será el único que controlará el proceso de administración del anestésico durante la intervención).
¿Qué tipos de anestesia existen?

La anestesia se divide en tres categorías principales: general, regional y local; todas ellas pueden administrarse utilizando diversos métodos y distintos medicamentos que afectan de algún modo al sistema nervioso. La American Society of Anesthesiologists (ASA) (Sociedad Americana de Anestesiología) compara el sistema nervioso con el sistema telefónico de una oficina –donde el cerebro sería la centralita, los nervios los cables telefónicos y las partes del cuerpo que sienten dolor los teléfonos.

Anestesia general. La meta es conseguir que la persona permanezca completamente inconsciente (o "dormida") durante la intervención, sin que experimente sensaciones ni dolor, no pueda moverse y no tenga conciencia ni recuerdos de la intervención. La anestesia general se puede administrar a través de una vía intravenosa (VI), que requiere insertar una aguja en una vena, generalmente del brazo, y dejarla allí durante todo el procedimiento, o mediante inhalación de gases o vapores.

Anestesia regional. Un fármaco anestésico se inyecta cerca de un grupo de nervios, insensibilizando un área extensa del cuerpo (como la parte inferior del cuerpo por debajo de la cintura). Una persona que recibe anestesia regional se le suele sedar antes de que se le practique el procedimiento. No obstante, hay situaciones es que se hace más despierto para ver como reacciona durante el procedimientoi. Por ejemplo, si una persona tiene sobrepeso, esta característica podría dificultar al anestesista la identificación de los huesos mediante palpación para guiar la correcta colocación de la aguja. Para evitar lesionar los nervios, el hecho de obtener retroalimentación de una persona despierta será una opción más segura. Este tipo de anestesia incluye el bloqueo epidural y el caudal (que es similar al epidural, pero se inyecta en la rabadilla), así como el bloqueo espinal (que anestesia todavía en mayor profundidad la parte inferior del cuerpo).

Anestesia local. Se trata de un fármaco anestésico que insensibiliza solamente una parte reducida y específica del cuerpo (por ejemplo, una mano o area de le piel). Dependiendo del tamaño del área, la anestesia local se puede administrar en forma de inyección, aerosol o pomada. Con la anestesia local, una persona puede estar despierta o sedada. La anestesia local dura poco y se suele utilizar en intervenciones menores y procedimientos ambulatorios (cuando los pacientes acuden a un centro sanitario para una intervención leve y vuelven a casa el mismo día). Si te van a operar en una clínica o en la oficina del médico (por ejemplo, en la consulta del dentista o la del dermatólogo), probablemente este será el tipo de anestesia que utilizarán.

El tipo y cantidad de anestesia se adaptará específicamente a tus necesidades y dependerá de diversos factores, como tu edad y peso, el tipo de cirugía y la zona del cuerpo donde se va a realizar, cualquier alergia que puedas tener y la enfermedad o afección médica que padezcas.
¿Cuáles son los efectos secundarios más frecuentes?

Cuando te despiertes después de la anestesia, lo más probable es que te encuentres desorientado, atontado y un poco confundido. Algunos de los demás efectos secundarios más frecuentes, que deberían desaparecer bastante deprisa son:

* náuseas o vómitos, que generalmente se pueden aliviar con fármacos antieméticos (que inhiben las náuseas y los vómitos)
* escalofríos
* temblor
* dolor de garganta (si utilizan un tubo para administrar la anestesia o ayudarte a respirar)

¿Qué riesgos entraña?

Actualmente la anestesia es muy segura. Muy poco frecuentemente, la anestesia puede provocar complicaciones (como ritmo cardíaco anómalo, problemas respiratorios, reacciones alérgicas a los medicamentos y hasta la muerte). No obstante, estas complicaciones tan infrecuentes suelen afectar a pacientes que ya padecían otros problemas médicos. Los riesgos dependen del tipo de procedimiento, el estado de salud del paciente y el tipo de anestesia utilizado. Si hay algo que te preocupa, asegúrate de comentárselo a tu médico, cirujano y/o anestesista.

La mayoría de las complicaciones generalmente se pueden prevenir simplemente dándole al anestesista antes de la intervención una información lo más completa posible sobre aspectos como:

* tu estado de salud actual y pasado (incluyendo enfermedades o trastornos como resfriados actuales o recientes, u otros trastornos o problemas de salud que puedas padecer, como la depresión o los ronquidos)
* cualquier medicamento (sea de venta con o sin receta médica), suplementos o plantas medicinales que estés tomando
* cualquier alergia (sobre todos a alimentos, medicamentos o al látex) que puedas tener
* si fumas, bebes alcohol, o consumes cualquier otra droga
* cualquier reacción a la anestesia que hayas tenido tú o haya tenido algún miembro de tu familia.

Para garantizar tu seguridad durante el procedimiento quirúrgico, es sumamente importante que contestes a todas las preguntas que te haga el anestesista lo más sincera y exhaustivamente posible. Cosas que pueden parecer inocuas podrían interactuar con o repercutir sobre los efectos de la anestesia y hacerte reaccionar a ella.

Es importante que sigas las recomendaciones de tu médico sobre qué no deberías hacer antes de la intervención quirúrgica. Probablemente no te dejarán comer ni beber (generalmente deberás estar en ayunas desde las doce de la noche del día anterior) y tal vez tengas que dejar de tomar suplementos o preparados a base de plantas medicinales durante determinado período de tiempo antes de la intervención.

Puedes estar tranquilo porque la seguridad de los procedimientos anestésicos ha mejorado mucho en los últimos 25 años gracias a los avances tecnológicos y a la extensa formación que reciben los anestesistas. Cuanto más informado, calmado y tranquilo estés sobre la intervención quirúrgica a la que te vas a someter y sobre la seguridad de la anestesia, más llevadera te resultará la experiencia.

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